La asociación Algaraklown se creó en 2011 cuando dos payasas de San Sebastián se encontraron en un curso de clown de hospital en Madrid. Las dos querían crear un grupo de clown en Guipúzcoa y se pusieron manos a la obra. Comenzaron a buscar personas interesadas en el proyecto y dieron formación de forma voluntaria en San Sebastián a esas personas en clown y en clown de hospital. Fueron 10 personas las que se fueron formando y enamorándose del proyecto y se crearon como asociación en marzo de 2012. Tras todos los contactos pertinentes, todo un proceso de puesta en marcha del proyecto y un código deontológico, las personas que ya habían adquirido una buena preparación, comenzaron a realizar visitas en el Materno-Infantil del Hospital Universitario de Donostia en noviembre de 2012. Las visitas, empezaron a realizarse un día cada dos semanas, y en 2014 comenzamos a realizar las visitas una vez por semana, acudiendo habitación por habitación e interviniendo en salas de espera, pasillos, urgencias, UPCI, escuela.
Mi hija pequeña estuvo ingresada en el Hospital Universitario a los tres años con meningitis, aislada y grave. Entonces no era posible estar con ella, solo visitarla dos veces al día y durante muy poco tiempo. El dolor y la soledad le provocaban una tristeza sólo comparable con la que yo sentía al verla así. Pensé que algo ajeno a su estado debería hacerla sonreir. No sabía qué ni cómo. Más adelante, tuve la oportunidad de asistir a un taller de clown y allí supe que era eso lo que yo podría hacer para ocupar esos momentos de soledad, angustia y miedo de la hospitalización infantil.
Dediqué mi tiempo vacacional y de ocio a formarme en clown y en clown de hospital con el fin de crear payasos de hospital para todos los niños de Euskadi. Coincidí con Saioa Aizpurua en uno de los cursos, las dos de Donostia, las dos con el mismo objetivo y unimos fuerzas y conocimientos.
Empezamos a formar payasos y les dimos la formación específica de payasos de hospital. Como nuestra formación abarcaba también a personas hospitalizadas y geriátricos, dimos estas enseñanzas a nuestros payasos y payasas. Cuando empezamos a ver los primeros frutos en la enseñanza contactamos con el Hospital Universitario Donostia y a partir de ese momento y hasta hoy, los payasos van al hospital con aquellos objetivos que un día consideré lograr.
Amparo de Miguel Miquel
Cuando era pequeña tuvieron que pincharme muchas veces. No me gustaba pero el médico que me atendía me hacía reir cada vez que iba. Era un momento de nervios y tensión pero, al mismo tiempo, sabía que aquel doctor tendría algún acertijo, magia, o chiste preparado para mí.
Tras prepararme durante años como payasa, fui a Madrid a formarme como payasa de Hospital. Quería ver el trabajo que realizaban otras personas para después intentar ponerlo en marcha en Donostia.
La sorpresa fue que coincidí con Amparo de Miguel que tenía mi misma intención.
Con la ilusión, y las ganas del momento, al llegar a Donostia, conseguimos implicar en nuestro proyecto a un pequeño grupo de personas. Sabiamos que la experiencia en otras ciudades era magnifica así que nos pusimos en marcha para que aquí, en el hospital de Donostia, hubiera también un grupo de clowns, que repartiera entre los niños y niñas ingresados en el materno infantil, una vitamina extra: LA SONRISA.
Saioa Aizpurua